En los últimos
tiempos, Borges vivió junto a dos gatos: Odín y Beppo. Éste último, un gato blanco llamado así en
honor a un personaje de Lord Byron (quien también tenía un gato con dicho
nombre). Borges le dedicó a Beppo estos versos
incluidos en su obra “La
cifra” de 1981:
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Mi nombre es Farruco |
BEPPO
El gato blanco y célibe se mira
en la lúcida luna del espejo
y no puede saber que esa blancura
y esos ojos de oro que no ha visto
nunca en la casa son su propia imagen.
¿Quién le dirá que el otro que lo observa
es apenas un sueño del espejo?
Me digo que esos gatos armoniosos
el de cristal y el de caliente sangre,
son simulacros que concede el tiempo
un arquetipo eterno. Así lo afirma,
sombra también, Plotino en las Ennéadas.
¿De qué Adán anterior al paraíso,
de qué divinidad indescifrable
somos los hombres un espejo roto?
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